Centro penitenciario en Klagenfurt
Cárceles, Hospitales, Colegios, Cuarteles, talleres… nos enseñó Foucault forman parte de las tecnologías de control del cuerpo de los condenados, de los enfermos, de los trabajadores, de los individuos.
La malla universal como la entendió Jefferson, como superestructura en su geometría precisa se nos antoja la representación más rotunda de la disciplina, del rigor democrático en oposición al castigo arbitrario. Disciplina sin embargo amable, matizada por las escalas y proporciones, por la naturaleza entendida como “Hortus conclusus”. Es el espacio claustral del convento, del monasterio como “ser” fuera del mundo, y también sin embargo jardín y paraíso siguiendo la etimología persa “pairidaêza” : lugar encerrado.
Cada patio, cada claustro acoge la promesa de libertad del recluso en forma de jardín si bien el acceso a ellos es limitado y controlado.
La cárcel como retiro y sanación, se configura como gran infraestructura partiendo de la celda como unidad necesaria que define los pórticos, los ritmos, de menor escala y por multiplicación los espacios de deambulación, talleres e instalaciones deportivas. Superestructura sobre el paisaje: “monumento continuo” entre jardines.
La celda reproduce en su alzado interior la planta del conjunto, donde incluso cada individuo podría adivinar su posición relativa reforzando la idea de pertenencia, de comunidad. La cárcel es entendida como mecanismo sanador repetido en cada escala.
Talleres e instalaciones deportivas se resuelven con pórticos de grandes luces, que soportan una cubierta ajardinada que se constituye en el paisaje de las celdas y de sus zonas comunes.
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- Colaboración con Emilio RodríguezConcurso
- Tags
- uncategorized
- Release Date
- Junio 2019